La Junta amplía las áreas de oportunidad de la Gran Sevilla
Antonio Morente. 14/10/2008
Al final se va a abrir la mano y muchos municipios podrán desarrollar proyectos residenciales e industriales que, inicialmente, se les negaron. La Junta de Andalucía ha decidido aumentar en más de 20 las áreas de oportunidad autorizadas en la Gran Sevilla, un 50% más de las permitidas hasta ahora.
Aunque sigue abierta la negociación para cerrar el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus), sí ha trascendido que, frente a las 47 áreas de oportunidad (enclaves tanto residenciales como industriales de nueva creación) admitidas inicialmente, al final serán más de 70: a día de hoy ya se han aceptado 23 nuevas de todo tipo, y todavía se negocia para otras dos o tres más, señalan fuentes de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio. Es decir, que se van a permitir un 50% más de iniciativas sobre las inicialmente previstas.
La característica principal de estas nuevas áreas de oportunidad es que, básicamente, se ubican en la segunda corona metropolitana. Según las mismas fuentes, la intención es huir de la zona con más problemas y apostar por otras “en las que todavía se pueden hacer bien las cosas”. En este sentido, la segunda corona todavía sufre una presión poblacional mucho menor, lo que se traduce también en carreteras y servicios menos colapsados. O sea, que hay muchas más opciones para desarrollar nuevas infraestructuras.
La cuestión fundamental son precisamente estas infraestructuras y aquí juega un papel básico la futura ronda de circunvalación SE-40, llamada a jugar un papel “articulante”. La segunda corona es la que va a tener conexiones directas con esta vía diseñada para aliviar en parte el colapso circulatorio de la Gran Sevilla.
Otro de los criterios aplicado para admitir estas más de 23 nuevas áreas de oportunidad es su carácter supramunicipal, es decir, que beneficien a más de una localidad. Como ejemplo se pone que “se autorizarán viviendas en suelos que estén junto a otros municipios que ya lo hayan agotado”, lo que favorece a las dos partes.
Esta filosofía es una realidad en buena parte de las viviendas concedidas en la primera redacción del Potaus, un documento que prevé en toda la Gran Sevilla la construcción de más de 40.000 casas. Pues bien, de esta cifra más de 25.000 VPO no serán exclusivas para los residentes en el municipio de turno, sino que podrá aspirar a las mismas cualquier ciudadano residente en el área metropolitana aunque no esté empadronado en la localidad en la que se levantarán las viviendas.
Y es que las áreas de oportunidad residencial suponen una excepción a las limitaciones que impone la legislación básica, en este caso el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA). Esto supone que, por ejemplo en el caso de las viviendas, son actuaciones extraordinarias que se suman a las ya incluidas en los planes generales de ordenación urbana (PGOU) de cada municipio. Esto, en la práctica, implica que no computan en la norma que limita –excepto en los pueblos con menos de 10.000 habitantes– el crecimiento poblacional a un 30% como mucho en ocho años, lo que supone todo un chollo para la localidad a la que le toca.
Volcando estas áreas de oportunidad en los municipios ahora con menos presión urbanística e industrial se pretende “equilibrar la primera y la segunda corona”, ordenando mejor las relaciones entre ambas. En este sentido, y para intentar evitar el caos circulatorio que sufre la primera corona, cabe recordar que el Potaus ya impone condiciones como que los suelos productivos se localicen en la proximidad de los nuevos desarrollos urbanos y que tengan garantizadas todas las infraestructuras. De hecho, se exige que las empresas de más de 200 trabajadores cuenten con planes de movilidad específicos.