Los vecinos de urbanizaciones no se integran en los pueblos
El Correo de Andalucía. Antonio Morente. 27/11/2008
Muchas de las localidades del área metropolitana, especialmente las del Aljarafe, han crecido a base de urbanizaciones alejadas de sus cascos históricos. Esto ha provocado diferencias entre los residentes autóctonos y los nuevos residentes, que corren peligro de agrandarse si no se toman medidas.
Los lugareños critican que los recién llegados no participen en las fiestas locales, no salen de sus urbanizaciones y compran en Sevilla o los centros comerciales del cinturón metropolitano, no en las tiendas del pueblo. Y los nuevos residentes se quejan de que tienen pocos servicios, de que están aislados y de que los ayuntamientos están más pendientes de sus cascos históricos que de sus nuevos barrios.
Éstas, a grandes líneas, son algunas de las conclusiones que se recogen en el estudio Integración de nuevos pobladores en las zonas rurales afectadas por las áreas metropolitanas, un trabajo realizado por siete grupos de desarrollo rural de Sevilla, Granada, Huelva y Málaga. El coordinador principal ha sido el grupo Aljarafe-Doñana, cuyo gerente, Florencio Calderón, admite que en muchas localidades están “sensibilizados” con estas nuevas urbanizaciones, y es que las ven como un paso para convertir su pueblo en una ciudad dormitorio.
Inmigrantes. “Hasta ahora no ha habido conflictos importantes” y tan poco se han creado “bolsas de marginación”, pero reconoce que en muchos casos “no hay una integración total”. En las tres comarcas analizadas en el estudio (Aljarafe-Doñana, Ruta de la Plata y La Vega) se constata que el grueso de los nuevos residentes proviene de la capital, aunque la presencia de los inmigrantes empieza a notarse. “Por ahora se asientan poco y bien”, con dos versiones diferenciadas: en Doñana y zonas de la Vega vienen para trabajar en el campo, mientras que en el Aljarafe lo hacen para el sector servicios.
Entre las recomendaciones del estudio está la creación de espacios para que coincidan y convivan lugareños y nuevos residentes, mejorar el transporte público que conecte el casco histórico con las urbanizaciones y animar a los recién llegados a que se censen en su nueva residencia. Eso, se apunta, les creará un vínculo y pondrá las bases para nuevos y mejores servicios.