Presentación de la mesa sobre vivienda

Ayer, día 11 de marzo, se celebró la segunda mesa de participación para la recogida de sugerencias al Avance del PGOU de Valencina. El acto estuvo presidido por Antonio Miguel Marín, Delegado de Urbanismo del Ayuntamiento, quien a su vez actuó de moderador de la mesa. Como invitado representante de la administración superior estuvo Juan Morillo, presidente del recién constituido Consorcio de Vivienda.

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En esta primera entrada o post pondré la presentación de la mesa y en la siguiente las sugerencias o debates que surgieron posteriormente. La grabación vuelve a ser un poco cutre, por los mismos motivos que en la otra mesa, así que intentaré resumir parte de lo que se dijo.

La mesa fue iniciada con una introducción del Delegado de Urbanismo sobre la situación actual de la vivienda en Valencina, empezando por situar el marco urbanístico en las vigentes Normas Subsidiarias del 87 y diferenciando los distintos modelos de vivienda que se han construido en Valencina o que se están apoyando desde la Delegación de Urbanismo. Entre estos modelos, habló de las viviendas unifamiliares; de algunas viviendas protegidas realizadas, como las de la Estacada Larga; de viviendas pareadas y adosadas, como las de la promoción de Matarrubilla; de las reformas interiores; o de las viviendas que contruyen los hijos encima de las viviendas de los padres, dentro del casco antiguo.

A continuación, señaló las tres zonas residenciales donde Valencina ha ido creciendo en los últimos años: el núcleo central; la primera periferia, de autoconstrucción en los años 60; una segunda corona, como la Estrella o el Algarrobillo, donde la gente compraba una parcela para hacer su vivienda unifamiliar; y por último, las viviendas en núcleos diseminados, como las de la carretera de Gines o de Castilleja.

Llegado a este punto, el Delegado cedió la palabra al Presidente del Consorcio de Vivivienda, Juan Morillo, quien basó su intervención en aclarar la utilidad del Consorcio, en esbozar el panorama actual de la vivienda y, en consecuencia, tratar las propuestas que está barajando el Consorcio.

El Consorcio de Vivienda [ver estatutos] nace para aportar una visión amplia de la problemática territorial de la vivienda más allá de las fronteras que marcan los términos municipales. Se plantea la posibilidad de crear políticas unitarias sobre el problema de la vivienda, poniendo en común las políticas municipales de cada pueblo o ciudad.

Seguidamente, Juan Morillo habló de la problemática general de la vivienda, centrándose en el precio tan elevado de la vivienda en contraposición con la gran demanda de vivienda de gente con ingresos reducidos, especialmente en el caso de los jóvenes. A su vez, contrastó la necesidad de vivienda con la exagerada construcción de vivienda a poco asequibles. Por ejemplo, dijo que en España se habían hecho más viviendas que en Alemania, Inglaterra y Francia juntos. Y en Andalucía se han hecho algunos años cerca de 130.000 viviendas, cuando las familias que se constituían al año eran de 50-60.000. Ese estocaje de viviendas vacías se contrapone con la gran demanda existente que no es capaz de acceder a ellas por el elevado precio.

Juan Morillo citó el artículo 47 de la Constitución, en referencia a la obligación de los poderes públicos de facilitar el acceso a la vivienda, así como de frenar la especulación. En ese sentido, citó igualmente el Estatuto de Andalucía, donde se contempla la vivienda como derecho subjetivo; y la futura Ley del Derecho a la Vivienda, que permitirá a alguien que no tiene vivienda denunciarlo ante un juez para que las administraciones públicas se la faciliten.

Tras algunas polémicas entre los asistentes sobre la legislación, Juan Morillo habló de las diferencias entre los distintos modos de redactar un plan general. Si bien antes se hacía sobre un plano en dos dimensiones y luego en tres dimensiones, ahora no se entiende como admisible un plan general que no tenga en cuenta una cuarta dimensión, la de los recursos, la pieza clave que le hace funcionar, especialemente en su relación con los municipios vecinos que se pueden ver afectados por la planificación planteada.

Al terminar este tema, volvió a tratar el precio de la vivienda, culpabilizando de su excesiva subida a los inversores, que están comprando promociones enteras de vivienda para luego venderlas al año o los dos años, lo que impide que la persona realmente necesitada de vivienda ve imposibilitado el acceso al mercado, dejando claro cómo se utilizan las viviendas como un bien de consumo en lugar de un derecho.

Como crítica, habló de la antigua Ley estatal del Suelo, en la que se permitía que todo el suelo fuera urbanizbale, y además, que éste se valorara conforme a sus espectativas de desarrollo futuro. De esta forma, los poderes públicos se vieron incapaces de promover suelos para vivienda protegida, provocando en gran medida la actual crisis que estamos viviendo. La nueva Ley del Suelo estatal, acaba con esa problemática, al establecer como valor del suelo aquel que tiene actualmente, sin espectativas de desarrollo. Un suelo de olivar se pagaría ahora a precio de olivar, no según lo que pueda costar en un futuro. Con esto, se posibilita la obtención de suelo para viviendas protegidas en los planes generales.

Tras esto, expuso algunos datos estadísticos sobre crecimiento poblacional, comentando que Valencina se encuentra dentro de los crecimientos previstos por el POTA. En concreto, Valencina creció un 24%, estando dentro de los límites del 30% en los últimos 8 años que marca el POTA. Igualmente, habló de las viviendas construidas en el Área Metropolitana de Sevilla, citando el caso de Valencina con 156 viviendas construidas en un año, con una media de 115. En cuanto a las viviendas vacías, Valencina es un modelo, por cuanto apenas hay constancia de su existencia, y las que se han contabilizado estos años atrás, han ido ocupándose.

Un tema importante de cara a los Ayuntamientos, es que deberán contar con un Plan Municipal de Vivienda y Suelo, donde se debería prever abastecer de vivienda a los mayores demandantes, la población joven, que en el caso de Valencina está cifrada en 1.700. Si se compara esa cifra, con las 150 viviendas que se hacen al año se puede comprobar la magnitud del problema. Los sueldos que cobran los jóvenes, dificultan aún más la emancipación.

Como medida para cubrir esta demanda de los jóvenes, Juan Morillo habló de viviendas en alquiler a precios reducidos, a parte de las posibles ayudas para el alquiler que concedieran las administraciones. De este modo, los jóvenes pueden emanciparse sin hipotecarse para siempre, pasando 4 o 5 años en alquiler mientras estabilizan su vida y ahorran para comprar una vivienda en propiedad en caso de que la necesiten y puedan acceder a ella en un futuro. El alquiler de una vivienda no debería suponer un esfuerzo económico mayor de un 25-30% de sus ingresos, a parte de las ayudas complementarias.

Sin embargo, esto choca con la mentalidad actual en la que se ha inculcado a los jóvenes que la mejor opción es tener una vivienda en propiedad. Los Ayuntamientos deben de tomar cartas en el asunto y poner a disposición suelos públcios para viviendas protegidas. En caso de que no se vean capaces de desarrollar esos suelos, se pueden resolver las necesidades mediante una figura de carácter supramunicipal, de interés autonómico. El presidente del Consorcio, valoró a Valencina como un municipio capaz de resolver la demanda sin la necesidad de recurrir a ayuntamientos vecinos. Las herramientas disponibles son los patrimonios públicos de suelo y los convenios que se puedan desarrollar.

A parte de estas medidas, Juan Morillo trató la rehabilitación del caserío o la utilización de los vacíos urbanos como formas de satisfacer la demanda de vivienda sin recurrir sistemáticamente a nuevos crecimientos del pueblo.

Las viviendas protegidas nuevas deberían contemplar todos los escalones de demanda, poniendo para los jóvenes, por ejemplo, un precio tope de 90.000€. Esto conllevaría cambiar los hábitos de vida actuales, basados en parcelaciones de 300m2 con unifamiliares adosadas que se repiten hasta el infinito, favoreciendo el uso del coche, que cada vez ha ganado más espacio en la ciudad. Simplemente, cambiando la cantidad de calles que rodean a las parcelas típicas, se puede llegar a reducir hasta en un 30% el espacio ocupado por el coche, con el incremento de zonas verdes que ello conllevaría.

El modelo actual de usar el coche para ir a comprar el pan contrasta con el urbanismo de toda la vida, donde todo estaba al lado de casa, ganando en espacios para zonas comunes para pistas deportivas, guarderías, y todo lo que se quiera, en una construcción más sostenible. Juan Morillo preguntaba: ¿Qué pasaría si la vivienda de dos plantas de toda la vida tiene abajo locales comerciales y arriba en lugar de tener tejado tiene una azotea ajardinada (que funcionan mejor desde el punto de vista térmico)?

El objetivo es desarrollar viviendas en relación a la demanda que producen otras actividades, industrias y comercios, como ha pasado hasta ahora. No que llegue de repente alguien y ponga un plan donde se hacen 8.000 o 5.000 viviendas de golpe. La intención es crecer cubriendo la demanda de viviendas y es el Plan General el que debe prever el crecimiento resolviendo todos estos problemas.

Con esto Juan Morillo cerró su exposición y Antonio Miguel cedió el turno de palabra a los vecinos asistentes. Si eso mañana pongo en el blog las sugerencias y preguntas que se plantearon, para no engrosar mucho este post.

Publicado por Andrés Trevilla el miércoles, marzo 12, 2008  

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