Crisis y escenarios urbanos
Jorge Benavides Solís. Profesor Titular de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
El Correo. 08/06/2010
Haré referencia a la actual revolución urbana mundial. No es una exageración. La ciudad constituye un macro-texto que, hace posible comprender la evolución de la sociedad en muchos aspectos e identificar los cambios significantes. En efecto, surgió hace 10.000 años aparejada a la revolución agrícola y su estructura está diferenciada por las transformaciones que marcan los grandes períodos históricos; sobre todo desde el siglo de Pericles.
A partir de la incorporación de las TICs. (4a Revolución industrial, Castells, 1971), hasta en los pequeños rincones de la íntima cotidianidad, el actual período histórico está generando algunas consecuencias de imprevisibles efectos y, de gran trascendencia otras: demográficas, económicas, financieras, medioambientales, territoriales y políticas.
Entre 1970-2010 (crisis actual) la población del mundo ha pasado de 3,7 a 6,9 mil millones, duplicándose así la densidad (de 27 a 51 habitantes/Km2). 1.100 millones personas viven en extrema pobreza (menos de 1 por día). Paradójicamente, la esperanza de vida en algunos países ha aumentado de 50 a 80 años aunque las condiciones medioambientales de todos estén sometidas a un proceso de constante deterioro según los indicadores referidos: al cambio climático, al agotamiento de los recursos naturales no renovables (combustibles fósiles), a la pérdida de la selva y de la biodiversidad (especies de fauna y flora extinguidas y en peligro). De ahí la importancia de la Sostenibilidad (seria): responsabilidad social en el consumo de los recursos naturales no renovables.
En los últimos 40 años, la URSS se disolvió, se formó la Unión Europea; se dice que la India y el Brasil tienen “economías emergentes” y que la China ha tomado el timón del crecimiento económico mundial con un índice promedio de 9,5 en las últimas dos décadas.
Y dado que, la producción/comercialización agrícola no solamente está dedicada a la alimentación –como era tradicional– sino también a la fabricación de productos industriales (agrocombustibles, transgénicos) varios países con “posibles”: EEUU, China, Corea, Suráfrica, Suecia, etc, están comprando ilimitados latifundios en países con población pobre y desnutrida de Hispanoamérica y de África: Madagascar, Congo, Sudán, etc. Los latifundios suman 20 millones de hectáreas, en los dos próximos años serán 50.
Las soberanías nacionales se han diluido: el Banco Central Europeo marca la política monetaria y está vigente la justicia universal para los genocidios (dictadura de Pinochet), etc. aunque, al mismo tiempo y paradójicamente, hagan presencia los gobiernos nacionalistas que se apropian de algo que no es suyo: idioma y costumbres.
En este contexto, ya en 2008, una de cada dos personas vivía en un asentamiento urbano; dentro de 20 años serán tres de cada cuatro. Según la ONU, el índice anual de crecimiento urbano en África (hambrienta) es de 4,5. Es comprensible: las ciudades ofrecen más oportunidades de inversión, y supervivencia que el campo; generan entre el 55-85% del PIB (países pobres y, con altos ingresos).
Los desplazamientos de población han dejado de ser nacionales; ahora son transcontinentales; con ello el significado de las palabras campo (actividades primarias) y ciudad (urbs, civis, polis), tendrán que seguir transformándose y añadiendo a su definición, los derechos sociales de 3a generación, el patrimonio medioambiental, cultural, la biodiversidad.
No bastará la palabra conurbación que Geddes introdujo en 1915, quizá tampoco las de: megápolis (1964), metápolis (1995) o región megapolitana (2005) porque no se trataría de tomar en cuenta sólo los aspectos cuantitativos de los asentamientos sino aquellos cualitativos como el modo de vida, hoy fuertemente condicionado por los artilugios electrónicos. Google ha regalado móviles a los campesinos y parias de la India y de África; IBM está diseñando la ciudad inteligente: integración de sistemas de gestión, ahora separados e incompletos. Y, conforme crece el índice de violencia urbana –por seguridad–, más grandes se harán los barrios cercados/cerrados. Uno de cada dos habitantes de Mumbai, India (7 millones) vive en barrios paupérrimos. M. Davis dice que éstos serán los nuevos territorios geopolíticos importantes. También en EEUU están surgiendo asentamientos pobres.
Son descripciones de los efectos del capitalismo que ahora impera en todos los países –menos en dos– en su versión hiperdesarrollada (EEUU) o incipiente (Haití, Sierra Leona) y que, ha conseguido consolidar la convivencia de una estructura global productiva junto a otra bursátil-financiera la cual, periódicamente genera desajustes del sistema imperante. Lo sabemos: la actual crisis empezó con la quiebra/nacionalización de algunos bancos usamericanos debido a que estaban contaminados con bonos subprime/hipotecarios. “El costo del rescate financiero de Obama, podría superar cómodamente el billón de dólares 1.000.000 millones”, según el secretario del tesoro, T. Geithner. Ahora nos obligan a pagar entre todos.
Preponderantemente hasta mediados del siglo XX, las ciudades existentes se transformaban y se expandían. Resultaba suficiente. Actualmente, todas las semanas, un millón de nuevos habitantes transforman el escenario urbano, esto es, 60 millones de personas cada año. Lo urbano contamina al campo y lo integra al proceso de expansión de la ciudad, dando lugar a una pregunta aparentemente paradójica: ¿Si el campo ya tiene internet para qué ir a la ciudad? Al desaparecer el campo (Rato: “todo suelo no protegido, es urbanizable”), todo sería ciudad (suelo ocupado con fines urbanísticos); equivaldría a la Pantópolis.
China lo sabe. Aspira a inaugurar dos ciudades por mes (muchas de más de un millón de personas) y otorgar categoría de ciudad (occidental) a regiones densamente ocupadas bajo patrones tradicionales; Reconociéndole a dicho proceso la libertad de lucro. Sin dar importancia a los desastres socio culturales negativos.
La voracidad lucrativa también la ha padecido Dubai pero, en 2009 sintió los síntomas del estallido de la “madre de las burbujas bursátiles de la historia contemporánea”. De pronto aparecieron enormes urbanizaciones y edificios abandonados o a medio construir y los precios inmobiliarios cayeron un 40% en sólo 6 meses”. Dubai World es la propietaria de muchos activos inmobiliarios en Nueva York y en Londres. Los mayores acreedores de aquella y de otras empresas de la región son los bancos británicos.
La Expo de Shanghai trata este tema y en EEUU, Madrid, París, Barcelona hay exposiciones al respecto.
El mundo del mañana será urbano. Supone una auténtica revolución silenciosa. Habrá que definir una nueva forma de gobernar porque ciudad sin espacio público (polis) no es ciudad.