Sección de Oportunidades
Sección de Oportunidades
(31/10/07) Luis Andrés Zambrana y Juan Antonio Morales Aljarafe Habitable
En 1983, justo en los albores de la primera gran oleada urbanística de las dos que han asolado el Área Metropolitana de Sevilla, el ejecutivo andaluz planteó la necesidad de establecer directrices de planeamiento para dicho territorio, suponemos que ante lo que se avecinaba se pretendía poner orden, pretensión que nunca se llevó a efecto.Once años después, en plena crisis urbanística posterior al boom del 92, y ante la evidencia manifiesta de las consecuencias que dicha expansión dejó, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó la formulación del Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (POTAUS), el documento de planeamiento fue elaborado para terminar en algún cajón de la administración autonómica. Suponemos, ya que nunca nos lo explicaron, que la batida en retirada de la ola urbanística era motivo más que suficiente para olvidarse de la necesidad de planeamiento.
La realidad nos mostró que la ola volvía y esta vez con mayor fuerza. En esta ocasión la administración autonómica tardó demasiado en reaccionar, quizás pensaron que con la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA) todo quedaría dentro de una lógica racional. Sin embargo los ayuntamientos aprovecharon la LOUA para hacer justo lo contrario de lo que pretendía el espíritu de dicha ley. Han convertido campo en una sucesión de construcciones que no responden a lo que debe ser una ciudad, usando para ello convenios, recalificaciones y promesas de PGOUs faraónicos. Las consecuencias de esta forma de actuar y de dejar actuar la podemos comprobar diariamente: saturación de las mínimas infraestructuras de comunicación con interminables atascos, paupérrimo servicio público de transportes, destrucción del patrimonio en todas sus vertientes. Todos estos factores están contribuyendo de forma decisiva al empeoramiento progresivo de la calidad de vida de los habitantes del Área Metropolitana.
Desde el año pasado, y en paralelo con la aparición del carrusel de escándalos urbanísticos cuyo máximo exponente se situó en Marbella y del consiguiente malestar ciudadano ante el putrefacto ambiente de corrupción, los poderes ejecutivos y legislativos autonómicos reaccionaron con premura. Se aprobó el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), dormido desde hacía años; se publicaron los Planes de Protección del Medio Físico, pendiente desde hacía veinte años, en referencia al Área Metropolitana de Sevilla se aprobó el Plan de Transportes y recientemente acaba de ver la luz vida, ahora parece que si, al Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (POTAUS).
Toda esta legislación está coincidiendo, como señalan todos los indicadores, con la retirada de la ola, algo lógico dado que los precios no pueden crecer hasta el infinito y el crecimiento se sustenta en expectativas de aumento. Pero en su retirada podemos observar que la ola ha dejado a más de uno con suelo rústico comprado a un precio que la agricultura nunca hará rentable, solo le saldrá la cuenta si el correspondiente Ayuntamiento le apunta con la varita mágica de la recalificación. También ha dejado a más de un Alcalde con el quebradero de cabeza de cómo contentar todas las expectativas despertadas en compradores y vendedores de suelos rústicos, algunas de esas expectativas con pagos a cuenta. Si la propia caída del mercado inmobiliario no fuera suficiente el POTA vino a ser el freno legislativo a la barbarie que venía produciéndose. Muchos fuimos los que celebramos su llegada con la esperanza de que el parón pudiera servir para repensar y planificar el Área Metropolitana. Desde ese convencimiento cuando se anunció la próxima aparición del POTAUS, lo vimos como un resultado lógico del proceso.
Sin embargo las primeras noticias que llegan del POTAUS no pueden ser más decepcionantes. Apuntan a un documento elaborado en las oficinas del secretario provincial del PSOE, aspirante a máxima autoridad de lo que ahora llaman gobernanza de la Gran Sevilla. Entre los muros de dicha oficina, los alcaldes electos bajo las mismas siglas, PSOE, arropados por el éxito electoral, le han hecho ver a Viera la POTADA que les hizo la administración autonómica y la necesidad que tienen de corregirlo. El secretario provincial los ha tranquilizado a todos y ha creado, como si de unos grandes almacenes se tratara, la zona de oportunidades (suelen situarse en los sótanos) en la que poder liquidar las existencias pendientes.
Todas las oportunidades señaladas tienen su negocio previo, su condena con el POTA y su salida con el POTAUS. Como reza la publicidad de un gran almacén especializado en oportunidades, YO NO SOY TONTO.