Valencina Habitable denuncia los bandazos de la Junta en la ordenación del territorio del Aljarafe: entre la mala conciencia y los intereses creados
Aljarafe Hoy. 16/12/2008
Durante años el movimiento ciudadano lleva reclamando en el Aljarafe dos cuestiones básicas que debían ser el punto de partida para acabar con el urbanismo salvaje que asola desde hace décadas al Aljarafe sevillano.
Por una parte la necesidad de que se realice un Plan de Ordenación del Territorio, que acabe de una vez por todas con la planificación fragmentaria, asimétrica, insostenible, falta de equilibrio, en la que cada uno va a lo suyo; y por otra que se cumpla con los compromisos adquiridos por la propia Junta de Andalucía de transparencia, y de contar con todas las voces en el desarrollo de ese plan, es decir, de respetar los procesos de participación ciudadana. Ninguna de esas cuestiones ha sido cumplida por la administración pública andaluza.
En primer lugar, el documento del POTAUS con el que la Junta de Andalucía pretendía, entre otros, ordenar el territorio del Aljarafe, ha dejado un coladero en forma de anexo en el que sin conexión con el diagnóstico elaborado ni con el resto del documento, sin rigor, ni criterios técnicos globales, cada alcalde en función de sus contactos, puede seguir construyendo viviendas o equipamientos económicos sin que estas se vieran limitadas por los criterios racionalizadotes establecidos por el POTA. Es decir, se crean las famosas áreas de oportunidad: área, fuera de control, propicias para alcaldes, poco respetuosos con los criterios de sostenibilidad medioambiental, social y cultural. Todo eso en un territorio ya saturado, donde la colmatación, la falta de infraestructuras y el caos, potencian el deterioro. En una frase, dicho documento, que dice tener como objetivo la ordenación del territorio, tiene un anexo que permite la desordenación; o en palabras de Groucho Marx: la parte contratante de la primera parte queda anulada por la parte contratante de la segunda parte. Con este afán de " café para todos, que yo invito”, la Consejería de Obras Públicas permite vulneraciones tan claras de los criterios de protección del patrimonio o de sostenibilidad, como en el caso del uso hotelero dentro del entorno de protección paisajística del Bien de Interés Cultural de los Jardines de Forestier, en Castilleja de Guzmán.
En segundo lugar, la exposición pública del POTAUS finalizó el 15 de enero de 2008. Con una inusitada rapidez la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, tras el visto bueno de la comisión redactora y la Comisión Provincial de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Sevilla, ha remitido al Consejo de Gobierno el documento definitivo para su aprobación, incorporando éste, únicamente, las modificaciones alegadas por la mayoría de los ayuntamientos en su provecho particular, prosiguiendo con su política de reinos de taifas. El partido en el gobierno autonómico ganó las elecciones entre otras promesas, con un programa basado en la mejora de la participación social y la transparencia en materia de urbanismo. A las primeras de cambio hurta los procesos de diálogo democrático y ciudadano: en todo este procedimiento para sacar el POTAUS, se ha dedicado a oír a los alcaldes, mientras que estos basan en muchos casos sus reclamaciones en sus conversaciones con promotores y los compromisos adquiridos en los convenios urbanísticos firmados, cuyo dinero han gastado.
El círculo mágico de la alianza de un poder que facilita procesos especulativos ha vuelto a cerrarse. Se ha evitado el equilibrio y los mecanismos de control que en estas situaciones supone la transparencia y la apertura del diálogo con las entidades ciudadanas. La Junta de Andalucía ni ha oído, ni ha respondido a las alegaciones presentadas por numerosos colectivos de defensa del territorio que llevan años elaborando propuestas desde el rigor técnico y el compromiso territorial, y que denuncian claras vulneraciones con las áreas de oportunidad al espíritu racionalizador y ordenador que la ley pretendía dar al territorio.
La sensación para los ciudadanos es que seguimos en las manos de siempre. Y que hay responsables políticos en la Junta de Andalucía que siguen atrapados por la red de los intereses creados: por aquellos que han provocado el caos urbanístico, social y económico que es el Aljarafe de hoy, y por aquellos que se enriquecen aprovechando la oportunidad; "las áreas de oportunidad", en este caso. ¿Hasta cuando?