Te fuiste, perro nuestro
El vecino de la localidad, F. L. D., me envía este escrito para que lo exponga en Urbanismo de Valencina al observar el dinamismo y la actualidad de la página, rogándome lo cuelgue como reflexión a una práctica de una tradicción en la que, en su opinión, existe un abuso desmesurado de lanzamiento de cohetes por lo que aconseja realizar una reglamentación de estas practicas ante las molestias, el riesgo y el terror que causa a los animales domésticos, especialmente los perros.
NOSOTROS
Te fuiste, viejo amigo, sin comprender.
Te fuiste como se van las buenas gentes,
aunque fueras un perro.
Había aguantado la traidora picadura del mosquito,
cinco años con esta dura carga,
pero allí estabas cuando llegábamos.
…….
TOPY
Yo no era un perro expresivo en el cariño,
Me gustaba abrir camino en mi juventud,
apenas abría el ojo y desde el suelo os miraba. Aquí estoy,
perdonad, no soy perro de guardar, soy otra cosa, de otro lugar,
de lugares fríos y de tirar de trineos, quizás ni eso,
no soy puro; de raza, como decían algunos,
pero ya, de mayor, me era imposible y os dejaba
que fuerais ustedes los que abrierais paso,
yo no podía, mis 14 años eran mucha edad para un perro,
todos lo decían, pero yo no prestaba atención a los comentarios.
Yo era vuestro, de aquella casa, de aquellas gente, de aquel lugar
donde siempre encontraba una comida reconfortante de mi dueña
y cariño de todos. ¡mi dueña!, siempre pendiente, siempre acariciándome,
y dándome su cariño que lo tenía a rebosar.
…………..
COHETES!
Frente a esto, me voy sin comprender el hacer de algunos humanos
que me aterraban las entrañas con el trueno de la pólvora, ¡crueles seres!
El rayo partía hacia el cielo, con atronador silbido,
y el frío relámpago me atenaza desde el rabo al hocico.
Vana y efímera gloria de tiempos arcaicos.
Hoy, apenas llegado al lugar donde viven eternamente los perros, busco alguien
que se parezca a mi dueña, y mientra la encuentro le digo a mis amigo:
¡QUE FELIZ FUI CON VOSOTROS!